¿Sabes lo que estás consumiendo? Aprende a leer (bien) las etiquetas de los alimentos

Lunes 28 de Enero del 2019

Los consumidores tienen el poder de comprar pero ¿sabes realmente lo que estás consumiendo? Que no te engañen, te vamos a enseñar como leer bien las etiquetas para que sepas realmente que alimentos deberías incluir en tu cesta de la compra (y cuáles no).

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Seguramente creas que estás comprando los mejores alimentos posibles para incluir en tu dieta saludable pero te sorprenderás al saber que muchos de esos productos contienen ingredientes no tan sanos que están boicoteando tu salud. Te vamos a enseñar cómo detectarlos leyendo bien las etiquetas.

Realmente lo mejor es adquirir alimentos que no necesitan etiqueta, que no están procesados y que sabemos perfectamente qué son, como las frutas, las verduras, pescado, frutos secos… Pero es verdad que mucha de la comida que llevamos a casa ha pasado por un proceso en el que se han incluido ciertos ingredientes como por ejemplo conservantes o puede que se trate de un alimento que pasa por un desarrollo y envasado como ocurre con las bebidas vegetales, el tomate frito, los encurtidos etc…

Para que no te engañen y creas que has cargado el carro del supermercado de comida súper sana, y en realidad lleves contigo productos poco recomendables, toma nota de qué es lo que hay que mirar en las etiquetas de los alimentos, es muy importante saber qué estás comiendo y no mirar hacia otro lado porque te juegas la salud.

La información nutricional

En esa parte de la etiqueta verás (por porción) las calorías que tiene, la grasa total, los carbohidratos, el nivel de colesterol, de proteína…

El primer subterfugio de los fabricantes es el tamaño de la porción, ya que la decisión del tamaño es suya únicamente por lo que los porcentajes en la información nutricional ya estarían manipulados desde el principio. En cualquier caso es una guía para saber sobre todo si tiene una cantidad elevada de azúcar o no el alimento, que es lo más importante.

En cuanto al nivel de colesterol que marque la etiqueta no lo tengas en cuenta, consumir alimentos con colesterol elevado lo que va a hacer es que tu cuerpo fabrique menos, se regula solo en ese sentido, por lo que no debería preocuparte. Sin embargo el porcentaje de carbohidratos sí debería, pero depende de su origen así que volvemos a la lista de ingredientes como lo más importante de la etiqueta, también ocurre esto con el nivel de azúcar (¡míralo siempre!) y el de fibra.

La lista de ingredientes

Además de aparecer con letras ridículamente minúsculas aquí está casi todo el quid de la cuestión. Si no lees la lista de ingredientes vas a vivir sin saber qué estás comiendo.

En el listado de ingredientes aparece en primer lugar el que cuenta con un porcentaje mayor en el alimento y sigue el listado de forma descendente, es decir, va decreciendo el porcentaje de los ingredientes siendo el último de la lista el que contiene el alimento en menor cantidad.

El azúcar es adictivo y los productos que contienen azúcar venden más por una cuestión de paladar, y esto los fabricantes lo saben. Aunque muchas personas ya miran si un producto lleva azúcar o no, la industria juega con la terminología para seguir utilizando grandes cantidades de azúcar en sus productos pero les dan otros nombres como fructosa, dextrosa, aspartamo, jarabe de maíz, sucralosa, jarabe de glucosa, maltodextrina, almíbar… todos ellos son azúcares pero el consumidor al leer estos nombres lo percibe como algo menos nocivo cuando no es así.

Muchas veces verás que aparece el azúcar entre los ingredientes pero no en primer lugar, eso te haría pensar que no vas a ingerir mucha cantidad pero si en los primeros puestos apareciera jarabe de maíz y maltodextrina por ejemplo, se sumaría a la cantidad de azúcar que estarías tomando, el engaño está servido.

Es recomendable evitar también los aceites hidrogenados como el de palma o el de canola (colza), el cloruro de sodio (sal artificial) o el glutamato monosódico.

El peligro de los aditivos

Cuídate en general de los aditivos que comienzan con E como el benzoato de potasio (E210), el benzoato de sodio (E211), el ácido benzoico (E212) y el benzoato de calcio (E213). Son muy tóxicos para el organismo pudiendo provocar asma, alergias, cáncer de hígado o enfermedades neurodegenerativas como explica un estudio de la Universidad de Sheffield. Los encontrarás en latas de conserva, refrescos, mermeladas… Combinados con el conservante E222 (sulfito de ácido de sodio) podría provocar desórdenes neurológicos.

Eso no es todo, mezclar E211 con E300 (ácido ascórbico o Vitamina C) puede desencadenar una reacción que libere benceno, sustancia cancerígena. También son peligrosos los aditivos E218, E214, E215 y E216.

Fíjate también en si en la lista de ingredientes aparecen colorantes artificiales como la tartracina (colorante amarillo que encontrarás como E102) presente en caramelos, refrescos, bebidas energéticas, repostería, chicles, gelatinas, galletas, palomitas, cereales industriales… y que sube los niveles de histamina pudiendo provocar problemas de alergia, dermatológicos y en los niños trastorno de déficit de atención con hiperactividad.. Este aditivo ya ha sido prohibido en Noruega.

La exposición a tóxicos químicos supondría un desequilibrio hormonal, son disruptores endocrinos y una alteración en la respuesta inmune.

Cuidado también con el carragenano (E407), aunque sea un espesante de origen natural (algas rojas) este aditivo, tomado con asiduidad, estimula la inflamación en el organismo dando lugar a alergias, alteración del sistema inmune o, en grandes cantidades, tumores.

Y así suma y siga, la lista es larguísima. Como ves ¡no nos lo ponen nada fácil!

¿Y qué pasa con los productos ‘light’?

Aunque se han visto durante años como una gran amenaza, las grasas no son el enemigo a batir. El problema que surge de esta concepción errónea y obsoleta de que la grasa es la causante del aumento de peso, es que nacen productos ‘light’ más ligeros y con menos grasa. A los que, generalmente, no les quitan el azúcar, conteniendo endulzantes artificiales para restarle calorías y ponerle la etiqueta de ‘light’ (que se le permite poner a la industria si tiene un 30% menos de calorías que el producto original ‘no light’)

Al eliminar la grasa, estos productos necesitan sustitutos para lograr sabor y textura así que les añaden espesantes y carbohidratos. Dando lugar a alimentos manipulados y totalmente artificiales nada saludables.

Si eres de las que se toma un par de biscotes integrales con unas lonchas de pavo por las mañanas o de cena, mira bien los ingredientes, seguramente te sorprendas al ver la cantidad de azúcar que tiene el biscote (busca bien que no todos llevan) y el pavo en el que, además de azúcar, seguramente encontrarás fécula de patata y una buena carga de aditivos.

En definitiva, no queremos que te deprimas después de esto y sabemos que es prácticamente imposible evitar todos los ingredientes nocivos de los alimentos pero, una vez que sabes todo esto, repasa bien la lista de ingredientes cuando vayas a comprar.

Recuerda que las diferentes acepciones del azúcar van a sumar la cantidad de azúcar total del alimento. No caigas en la llamada de los productos ‘light’ y cuidado con las etiquetas de ‘sin azúcar’. El azúcar es uno de los mayores peligros para la salud pero vigila también el contenido en aceites refinados, colorantes artificiales y conservantes, y opta siempre que puedas por ‘comida real’ aquella que no necesita etiquetas para saber lo qué estás comiendo.

Fuente: http://ow.ly/gmdt30ntAmQ